martes, 11 de octubre de 2011

Millón y medio de jóvenes vírgenes

Concretamente 1.519.397 electores participarán por primera vez, en unas elecciones generales. Si me pudiera desprender de parte de mis años, para ser exactos tendría que desprenderme de 36 años para poder situarme en los 18 años, la primera pregunta que me haría sería la siguiente:
¿Y esto para qué sirve? O mejor aún ¿Y esto para que me sirve a mí?
Si hoy tuviera 18 años recién cumplidos, lo más probable es que mis progenitores hubieran votado en las elecciones anteriores al PPSOE, lo votó el 61 % del censo, tal vez se hubieran abstenido como lo hizo el 26%, o hubieran votado nacionalista-regionalista como el 6%, también hubieran podido votar a otros partidos nacionales como el 4%, o se desperdigaron en pequeños y testimoniales partidos como el 3% restante. (Atención, porque todos los porcentajes se refieren al total del censo electoral, al fin y al cabo, la abstención es una opción política más y que tiene beneficiarios evidentes).
Por lo tanto si miro a mis padres, lo más probable es que vote lo mismo que ellos, o me abstenga lo mismo que ellos. Aunque mi escasa edad se decantará por el abstencionismo en un porcentaje mayor del 26% del año 2008. Si mis padres fueran nacionalistas-regionalistas, lo más seguro es que vote exactamente lo mismo que ellos, un padre o una madre nacionalista puede “dar la brasa” de manera importante, y acabará haciendo mella en su propio hijo. Por su parte, el grado de “rayadura” que provocan los padres de izquierda-izquierda en sus hijos también es muy elevado, por lo que el resultado será un hijo o una hija bastante “rayada” con la izquierda. En este caso también sería fiel al voto de mis padres.
¿Qué otras posibilidades quedan?, Además queda la constelación de pequeños partidos, constituida por partidos del tipo Partido Alternante Españolista, el Partido Tirolino, el Partido de la  Lucha Verde, o Partido de la División Unida, así hasta los 100 partidos que obtuvieron votos en el año 2008 o el PACHE,  partido que se presentaba y no obtuvo ningún voto.
Y como última oportunidad nos queda un partido muy nuevo, casi sin usar, Unión Progreso y Democracia (UPyD) que necesita de grandes dosis de voto para obtener visibilidad parlamentaria, cuyo origen tiene que ser el voto abstencionista del 2008 y el voto virgen del 2011, ya que el PPSOE, nacionalistas-regionalistas e  izquierdistas permanecerán impasibles en sus porcentajes como será previsible, o como mucho con trasvase de voto entre ellos.
Ya se a quien puedo votar y a quien votaré, probablemente, en las elecciones generales. Pero sigo sin saber para que me sirve votar a unos o a otros y que utilidad personal me puede reportar.
Me temo que como sucede con la iniciativa empresarial, que no solo no se imparte en las aulas, sino que se denosta y critica,  la utilidad democrática del voto tampoco se imparte en las aulas, y además también se la denosta y critica. ¿Para qué vas a votar, si todo está atado y bien atado, me dicen familiares y conocidos, algunos de ellos reputados demócratas?
El fondo real del asunto es que nadie me ha informado de que mi calidad de vida se encuentra directamente relacionada con la calidad democrática, y que esta depende de la información y de la participación.
Por lo tanto lo que tengo es que mi vida futura, mis trabajos futuros, mi bienestar futuro, mis posibilidades de progreso personal, el futuro de mis hijos, depende pura y simplemente de que ante las próximas elecciones realice dos ejercicios fundamentales. El primer ejercicio es el de informarme sobre partidos, dirigentes y políticas desarrolladas o propuestas, desde luego utilizando fuentes limpias y contrastadas, ya que el prejuicio y la doctrina no me van a servir para tomar buenas y correctas decisiones.
El segundo ejercicio es de elegir entre todo aquello que me ofrecen, eliminando lo espúreo, lo populista y aquello que crea perjudicial, después tendré que organizar las propuestas políticamente sinceras y honestas y por último cribarlas con mis mejores criterios, los míos, lo que yo tengo, igualdad, progreso, unidad, desarrollo, avance, crecimiento, estabilidad, cultura, etc. Una vez que haya recorrido este camino, estaré en perfecta disposición de realizar mi mejor elección política.
En este momento ya se por qué lo voy a hacer por primera vez. Voy a votar por mí y por mi futuro, esto es lo que está en juego.
Si no voto, otros más espabilados que yo, decidirán.

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