En él se explica el buen negocio de la distribución de
gasolinas y gasóleos para la automoción.
Durante el mes de
septiembre se han obtenido unos sustanciosos márgenes, en el caso de que el
depósito de su vehículo tenga una capacidad de
Estos márgenes brutos del distribuidor pueden ser
calificados de excelentes, aunque el consumo de carburantes se haya reducido a
los niveles de los años 90, y por lo tanto presentan una demanda entre
deprimida y paupérrima. ¿Alguien tiene una explicación para estos márgenes y
por tanto estos precios con este nivel de demanda?
Es cierto, que distribuir algo más de 2,2 millones de
toneladas durante el mes de septiembre, supone una gran cantidad de “meneos”
desde que el refinado del crudo lo ha convertido en carburante, y hasta que ese
gasoil termina en el depósito de su vehículo.
Pero también es cierto que tener un margen de 460 millones
de euros, algo más de 5.500 millones al año, es un buen negocio, aunque sea
bruto (el margen, quiero decir).
Naturalmente que para llegar aquí hace falta alguna picardía.
Mientras que en caso del gasoil el precio
de venta al público español se encuentra en el puesto 17 de la lista de los 28 países de la Unión Europea
La lectura que tienen estos precios es la siguiente: los distribuidores españoles de
carburantes son unos campeones en obtención de márgenes brutos, por
encima de 21 países de la UE ,
por encima de la media de la
UE-28 y muy cerca del que más margen obtiene. Mientras, los
precios con impuestos, se encuentran por debajo de la media de la UE-28 y por debajo de 16
países.
Me temo que dentro de poco, nuestro ministro de Hacienda,
don Cristóbal, se va a encargar de que adelantemos unos cuantos puestos,
incrementando la imposición sobre los carburantes. Apuesto a que dentro de un
año, para septiembre de 2014, habremos pasado del puesto 17 al puesto 10. Se
admiten apuestas.
En resumen, los distribuidores son listos y el ministro de
Hacienda se va a pasar de listo.
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